La búsqueda de la propia identidad, o más bien la construcción de la misma, es posiblemente la misión más importante para los jóvenes. Los adolescentes viven un momento vital en el que son considerados niños pero se les exige un comportamiento de adulto. Además, en este proceso deben dejar de repetir los patrones de sus padres y dar respuesta a la cuestión de “quien soy yo en realidad”.
Los jóvenes de entre 10 y 19 años comienzan a definir sus intereses, desarrollar sus propias opiniones y delimitar los valores que dirigen su vida, pero a la vez desean ser queridos y respetados por lo que son.
Este proceso de identificación de uno mismo no es sencillo para muchos. Las exigencias académicas, la confianza de los padres, los amigos íntimos, las primeras parejas y la influencia de las redes sociales, son algunos de los muchos inputs que reciben y que les hacen sentirse confundidos y en ocasiones desviarse de su camino.
Los adolescentes desean descubrir sus propios valores, opiniones e intereses, comenzando a discernir de las opiniones de sus referentes.
Sin embargo, en este proceso de búsqueda de la identidad en la adolescencia, hay mucha confusión y surge un mecanismo de defensa común que lleva a los jóvenes a agruparse más entre ellos y desarrollar una baja tolerancia a las diferencias. En ocasiones también muestran su confusión con comportamientos infantiles y poco responsables, evitando así enfrentarse a conflictos o con conductas impulsivas.
En los próximos artículos seguiremos hablando de la auto imagen y la autoestima, dos aspectos clave en el desarrollo de la identidad de los adolescentes.